Clavelino suele competir tanto en la disciplina individual como en pareja.
Clavelino suele competir tanto en la disciplina individual como en pareja.
RECONOCIDO BOCHÓFILO

Omar Clavelino: “Jugar a las bochas es un cable a tierra en mi vida”

Si bien jugó al fútbol y llegó a disputar un Nocturno en la Liga Deportiva del Oeste, se volvió una referencia en la región a través de las bochas. Tras sus inicios de forma amateur en Morse, se inscribió en el Club Italiano y comenzó una distinguida carrera que comprende numerosos torneos locales y la participación en dos torneos provinciales. También se desarrolló en distintos oficios encontrando en la pintura un rubro ideal para especializarse.

La irrupción de la tecnología en el mundo contemporáneo ha venido a plantear nuevos interrogantes y cambiar el sentido de muchas prácticas. Bajo ese escenario, el mundo de todo lo que sea analógico se ha visto tensionado dejando su lugar a lo digital. Se ve en los libros reemplazados por eBooks; los potreros que han sido desplazados; y la práctica de las bochas no escapa a esta realidad.

Por ello, testimonios como el de Omar Clavelino cobra una relevancia distintiva porque engloba su historial personal, la historia de un deporte que busca reinventarse en la actualidad y el desarrollo de nuestra localidad como sede. Para eso, Democracia entrevistó al reconocido bochófilo para conocer más sobre sus vivencias.

“Vivía en el barrio Libertad por calle Quintana. Estuve hasta los 11 años e hice toda la primaria en la escuela N°16. Luego nos mudamos al barrio Villa Belgrano y a los 14 años me vine donde estoy ahora Eusebio Marcilla”, inició y contextualizó: “Mi papá formaba parte de Molinos Tassara y mi mamá trabajaba en casa de familia. Nos ayudaban mis tíos maternos y mi abuelo paterno”. 

Si bien fueron las bochas el espacio donde se desarrolló, Clavelino tuvo sus comienzos dentro de una cancha de fútbol. Al respecto, narró: “Pasé una buena infancia jugando al fútbol con amigos y los 14 años debuté con Rivadavia en cancha de Mariano Moreno en un nocturno. Como empecé a trabajar no pude seguir el secundario”.

Trabajos

Más allá de los galardones conseguidos en el deporte, cosechó una notable experiencia a través de los desafíos que se le fueron presentando y los oficios abordados.

De tal forma, una característica que atraviesa su biografía es la resiliencia que ha tenido. Así, paso a paso, desde muy joven, se convirtió en adulto para lograr su fuente de ingresos y aprender diversas utilidades. Al respecto, contó: “Tras terminar la primaria empecé en una carpintería que quedaba por Primera Junta. Estuve ahí hasta los 17 y me metí en la construcción para pasar varios años ahí”. 

“Luego continué trabajando en un semillero y la última etapa laboral de esa década la tuve en Agroservicios hasta el 2000. A partir de ese momento comencé con el tema de la pintura que me gustaba y es lo que sigo haciendo hoy en día”, siguió. 

En torno a la manera en que desembarcó en el oficio de la pintura explicó que “sabía de carpintería y también construcción. Además, había gente grande que me decía que quería pintar una maceta o una puerta y yo me animaba y me servía como una changa”. 

“Así fue que empecé y me gustó. De alguna forma, la pintura fue siempre lo que realmente me gustó y no se daba continuo como en los últimos años. Nada fue fácil y me tomó un tiempo hacer el circuito”, agregó. 

Acerca de los gajes de su actual trabajo describió que “el tema de la pintura es ganarse la confianza de la gente que te contrata. Eso junto al hecho de no malgastar la pintura, es decir, que te compren lo que realmente necesitás”. 

“Si necesitás diez litros, son diez, o sea, no tener que pedir una lata de veinte y que te queda. Es bueno que quienes gasten, gasten exclusivamente en lo que tengan que gastar.

Obvio que siempre va a quedar algo, pero hay que ser prolijo”, ejemplificó sobre lo que ve como un detalle a tener en cuenta. 

Siguiendo con su relato consideró: “Cuando termino un trabajo me fijo que quede limpio, de repasar lo necesario. Hay que entender y hacerse entender para tener buena conversación con la gente y buena prensa. Sentirse bien con el cliente y el bien con vos. No agarrar un trabajo porque sí y hacerlo así nomás. Hay que hacerlo bien y con compromiso”. 

Deporte

Uno de los grandes ejes que atraviesa la vida de Clavelino tiene que ver con el deporte. Dada su figura en las bochas, muchos no recuerdan sus inicios con una pelota de fútbol. Al respecto, contó: “Hice las inferiores en Rivadavia y después de debutar fue complicado seguir porque había gente grande que era la que jugaba y los pibes éramos suplentes y relegados”. 

“Jugué hasta los 21 que fue la última vez que jugué algunos partidos de la Liga Deportiva del Oeste. Estaba trabajando y el no tener continuidad te hace decir ‘no pierdo más tiempo’. Yo era del club y preferí dar un paso al costado”, consideró y comparó: “Ahora veo que juegan muchos jóvenes y eso está bueno”. 

Precisamente, Clavelino decidió alejarse de las canchas de fútbol y cambiar la pelota por una bocha en el año 2007. “Probé las bochas y nació la pasión. Fue una manera de seguir haciendo actividad física, pese a alejarme del fútbol”, comentó.

Siguiendo con su relato, sobre la génesis de tal vínculo sostuvo: “Siempre jugábamos a las bochas en Morse, lugar donde tengo familia, y también iba para el lado del club Ambos Mundos que había una canchita que con el tiempo la sacaron”. 

“Me fiché en el Club Italiano y empecé a jugar. Estuve tres años y conocí lo que es la cancha sintética y la de tierra. No es lo mismo jugar en un terreno que en el otro. Fui practicando para estar preparado para jugar en ambas para cuando me tocara en algún torneo”, afirmó.

Bochas: la especialidad

Con el transcurso de varios años, Clavelino fue ganándose un lugar en el deporte local. Su carrera en este deporte puede sintetizarse de la siguiente forma: “De un mero pasatiempo a competir en torneos provinciales”.

“Cuando me inicié lo hice como puntero y no tendría problemas de hacerlo hoy por el buen arrime. Hay momentos del partido donde tenés que arrimar o tirar bochazos y sé hacer ambas. Hay gente que tira bochazos y no sabe arrimar. Es fundamental la concentración y tenés que tener en claro ambos recursos para poder sumar y no sufrir los partidos”, explicó.

De hecho, al ser consultado por su performance en el rubro, analizó: “Creo que me ha ido bastante bien para lo que son los torneos. Por ejemplo, en Italiano me ha tocado jugar en toda la zona como Olavarría”. 

“Al año que empecé pude jugar una final a nivel individual en Rojas que la perdí. Valoro el haber llegado ahí en un corto tiempo de práctica”, resaltó como un inicio distintivo en lo que fue su primer paso competitivo. 

“Antes la cancha de tierra era más pesada y había que darle más volumen para arrimar la bocha”, indicó y agregó: “Ahora se usa una tierra especial que permite que el terreno sea más liviano, la bocha se desliza y puede correr con más facilidad”. 

No es un detalle menor lo expuesto por Clavelino en torno al campo de juego, ya que, es donde se ha vivenciado uno de los cambios más notorios en el mundo de las bochas: la implementación del terreno sintético junto a la fabricación de distintos tipos de bochas que varían su color y peso.

En cuanto a las canchas opinó: “La sintética es distinta a la tradicional porque tenésque darle poquito volumen y sabés si es ligera o pesada. Vas conociendo los terrenos de juego y vas aprendiendo a utilizar la fuerza para arrimar según el escenario. Vale aclarar que hay ocasiones que te tocaba cambiar de cancha y tenés que estar ágil para adaptarte”. 

Asimismo, más allá de los cambios vivenciados dentro del campo de juego, otra cuestión inherente a la práctica es un factor generacional que sucede. ¿Sigue siendo una práctica concurrida como décadas atrás? ¿O el surgimiento de las nuevas tecnologías ha incidido en algún cambio? 

Al ser consultado por esto, Clavelino, respondió: “Sigue habiendo muchachos jóvenes, pero menos. En su momento se veía mucho en lo que pueden ser las juveniles, es decir, chicos de 10 o 12 años. Hoy, quizás, no hay muchos en esa edad”.

“En Junín tenemos tres o cuatro y no hay más. En otras localidades veo que sí tienen y ya compiten desde la adolescencia. Es un deporte muy lindo y estoy conforme con lo que elegí”, siguió. 

Al citar otros sitios donde las bochas son un deporte concurrido comentó los casos de “Bahía Blanca o provincias como San Luis o Córdoba que tienen mucho movimiento. Acá en la zona no hay muchos chicos interesados en las bochas”. 

“Antes de la pandemia veías jugar chicos de 15 y 16 años qué formaban parte y uno compartía. Cuando pasó el tiempo, se dejó atrás la pandemia y volvimos a algunos lugares donde estaban, ya no asistían y habían migrado al fútbol quizás”, compartió. 

Cierre 

Sobre su carrera indicó que “a las bochas las tomé y practico con seriedad. Jugaba al fútbol los sábados y no me acostaba nunca a las 12 de la noche, sino más tarde. Sin embargo, desde que empecé a competir en las bochas a las 10 de la noche ya estoy acostado para ir a jugar. También es cierto que las edades son distintas”.

En tal sentido, al abordar el lugar ocupado en su vida por este deporte manifestó: “Para mí las bochas son un cable a tierra. Trabajé toda la semana y estoy ahí, me concentro y me relajo de todo. Tenés un problema y ahí te olvidás de todo. Es una buena práctica para relajarte y sentirse bien ya sea ganando o perdiendo. 

“Me hubiera gustado arrancar a los 20 años. Soy una persona a la que le gusta jugar y tengo mis condiciones. Voy a ganar y después se da o no. He dado partidos difíciles y siento tener un temple para poder hacerlo”, valoró.

Finalmente, como parte de su interés en la disciplina y compromiso cerró: “Si me llamaran para alguna iniciativa o algo relacionado a la difusión de las bochas me encantaría poder colaborar”.

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